Intervención Atemporal de Ladrillo en Villa Aldama, Tabasco
En el corazón de Villa Aldama, Comalcalco, Tabasco, se alza el Templo Divino, una obra que encapsula más de 15 años de diseño, evolución y dedicación. Concebido como el centro espiritual de la congregación presbiteriana El Divino Redentor, este edificio es mucho más que un lugar de culto; es un diálogo entre lo antiguo y lo contemporáneo, entre lo artesanal y lo monumental.
Arquitectura como Teología
El templo utiliza ladrillos diseñados y fabricados específicamente para el proyecto, piezas triangulares que se ensamblan radialmente en patrones hexagonales, evocando la estética de los rosetones tradicionales. Este detalle artesanal se convierte en el alma visual del edificio, estableciendo una conexión con la historia de la arquitectura sacra mientras introduce una solución técnica innovadora.
La estructura de acero sobredimensionada preexistente del techo para una cancha deportiva soporta ahora un muro de celosía de ladrillo perforado. Este elemento no solo permite el paso del aire y la luz natural, sino que crea un juego de tensiones: el peso del muro se distribuye a través de arriostres cuidadosamente diseñados, aliviando la carga de la contratrabe preexistente. Así, el diseño estructural responde a la dualidad entre lo funcional y lo simbólico, uniendo ingeniería con espiritualidad.
Respira y Conecta con la Ciudad
El templo está remetido respecto a su posición original debido a la demolición de un edificio preexistente con deterioro estructural. Este gesto generó un espacio abierto que se integra al entorno urbano, ofreciendo un área pública para la ciudad. Este espacio permite que la comunidad se apropie del sitio, fomentando un diálogo entre lo arquitectónico y lo urbano, entre lo sagrado y lo cotidiano.
La Cultura en el Ladrillo
La materialidad es clave en el Templo Divino. Los ladrillos, diseñados y fabricados en la región, no solo son componentes constructivos, sino portadores de significado cultural. La disposición hexagonal de los ladrillos rinde homenaje a la zona arqueológica de Comalcalco, conocida por sus edificaciones de ladrillo prehispánicas, conectando el pasado ancestral con una reinterpretación moderna.